Mi siguiente salto fue introducirme en el apasionante mundo de la Hipnosis Ericksoniana, descubriendo el Sistema inconsciente donde las normas culturales y los límites impuestos por modas sociales desaparecían. Mis estudios de Neurofisiología y Neuroanatomía ya me habían hecho ver cómo todos los procesos inconscientes gobernaban y tenían la batuta de casi la mayoría de todo procesamiento mental.

Poco a poco, no solo fui entendiéndome, sino también comprendiendo como a pesar de saberme toda la teoría me costaba controlarme, y era porque hasta que no escuchaba, identificaba, sentía y respetaba todo mi mundo emocional e inconsciente, no podía disminuir la intensidad emocional para poder acceder a esa parte más lógica de la mente que es el pensamiento.

Por decirlo de manera más fácil, mi desregulación emocional, me llevaba a tener pensamientos irracionales, dificultad para controlar mis impulsos y para responder a las demandas del exterior.

Mi insaciable curiosidad, me llevó a conocer el abordaje EMDR y el reprocesamiento adaptativo de la información (PAI), una capacidad intrínseca al cerebro, que bien utilizada, nos permite integrar experiencias que quedaron atrapadas en las redes cerebrales sin integrarse en el resto del sistema de procesamiento. Lo que sucede con estas redes, es que se activan constantemente ante estímulos que nos recuerdan el suceso, y desencadena en el organismo una respuesta automática que está fuera del control de la mente consciente. 

Poco después comencé a estudiar la Terapia Integrativa, y ya me enamoré completamente de la manera en la que entendía el acompañamiento terapéutico, sintiendo que, a pesar de mi amplia formación, ésta sería la etiqueta con la que me definiría, Psicóloga Integrativa.